Equipo Caxton college partido

¿Bicho raro?

En mi proceso de retirada del baloncesto estoy emocionalmente muy abierta. Es una de las cosas que me encantaría compartir con vosotras poco a poco, la cantidad de cambios en mi misma que estoy experimentando, la cantidad de situaciones tan ordinarias para el resto, pero tan extraordinarias para mí. La de tiempo que pierdo en el tiempo, pero lo rápido que aprendo y conecto con el mi “pasado” para convertirlo en las “Harden Revolution” de mi presente.

Todas esas emociones están ligadas a mi nueva vida con la sociedad ya que antes vivía entre plannings, balones, zapatillas, dietas, números y poco más. Ahora la realidad sobre la realidad, el tráfico, el transporte público, gente que no habla mi idioma, millones de ideas locas sin orden y con desorden, mis horarios, mis elecciones frente a una rueda con verbos de emprender como hacer, ir, avanzar, decidir, preguntar…donde nadie me dice lo que hacer ni yo sé cómo hacer, pero es jodidamente FLIPANTE.

Actualmente soy la “head coach” del infantil del Club Deportivo Caxton College, es una pasada de emociones tan todas tan pero tan fuertes, es increíble sentir lo que el baloncesto es para ellos y ellas, la ilusión por competir, por aprender, la ilusión por pertenecer a lo que creamos, lo motivados y motivadas que están siempre, después de todo el día con sus cosas de aquí para allá. Verlos y verlas correr cuando salen del vestuario hacia donde estoy y que me digan “hola Maria” con esa cara de pura felicidad que si fuera un # seria #mimejormomentodeldia. Esto son 5 líneas, pero imaginaros tantos meses, tantos días, tantas horas juntos y juntas, tantos sueños que tienen que cumplir, tanto desarrollo personal y yo ahí formando parte…tengo en mis manos una joya, soy consciente.

Este, mi trabajo, me ha despertado una de esas emociones de las que he hablado al inicio y de ahí me han surgido preguntas de auto reflexión, de escuchar a mis jugadores y jugadoras, de tener interés, de valorar lo que es importante para ellos y ellas, de vivir y no pasar desapercibido como si creyera que lo sé todo. Me siento muy responsable de proporcionarles, en mi campo, las herramientas necesarias para que se desarrollen libremente como quieran por eso me pellizca el estómago cuando veo que alguien no lo hace, cuando alguien pretende ser más protagonista que los niños y niñas, desvirtuando sus decisiones en la pista, diciéndoles, sin saber, cuáles son sus límites o lo que es peor; ¡que tienen límites! Me duele ver niños y niñas tristes en la pista haciendo cosas que no les aportan porque nadie los ha escuchado, sin valores en el campo, ni ese sentimiento de pertenencia. Me duele ver que no tienen su espacio para desarrollarse ni expresarse.

Nadie o tod@s tenemos la culpa, ¡qué más da! Lo más importante es con lo que estamos “jugando” son personas, que aunque sean niños y niñas siguen siendo personas y que pueden! claro que pueden! pueden todo y nosotr@s tenemos la obligación de ayudarles a que tengan la oportunidad. Eso solo se puede conseguir poniendo a un lado nuestro ego de entrenador/formador y escuchando a quienes tenemos delante. Yo seguiré siendo el “bicho raro” y creyendo en que el baloncesto cambia la vida de las personas.

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